Nací imaginativo
y sensible. Viví durante mi infancia y mi adolescencia con seres nada
extraordinarios, algunos llenos de amor y de comprensión hacia mí; otros
indiferentes.
Me pongo a escribir estas memorias de mi infancia y adolescencia, no sólo para el goce de recordar días felices, a veces las escribo para que sirvan de testimonio a padres, maestros y a todos los que se interesan en la niñez. Creo que se ve en este libro cómo un ser nuevo se va afirmando, apoderándose de su personalidad, compleja siempre, como la de todos los seres humanos.
Me pongo a escribir estas memorias de mi infancia y adolescencia, no sólo para el goce de recordar días felices, a veces las escribo para que sirvan de testimonio a padres, maestros y a todos los que se interesan en la niñez. Creo que se ve en este libro cómo un ser nuevo se va afirmando, apoderándose de su personalidad, compleja siempre, como la de todos los seres humanos.
También
este libro ha de ser grato a los que - sentimentales - gustan recordar el tiempo pasado, pues, según el sensible
Jorge Manrique, “cualquier tiempo pasado, fue mejor”; cosa con la que yo no
comulgo. El pasado, si florecido de recuerdos, también está espinado de
remordimientos y desilusiones. El futuro tiene proyectos y esperanzas...
Después de leer un trozo literario de
este tenor, escrito allá por 1956 por don Alvaro Yunque,
“Un muchacho de ayer”, profundizar acerca del por qué de este trabajo se me presenta bastante difícil, sobre
todo por la coincidencia absoluta que tengo con lo escrito por él.
Mis recuerdos no tienen fecha
precisa, lo que trato de reflejar sucedió entre las décadas del setenta y del
ochenta del “siglo pasado”. No me mueve otra intención que trasmitir historias
y costumbres de un tiempo que resultó ser fantástico y que el devenir del
tiempo, las nuevas costumbres y el desarrollo tecnológico fue dejando de lado.
Hace
poco, un jugador de fútbol relataba que se encontró con la necesidad de
escribir su propia historia, con la única intención de que su hijo supiera todo
respecto de su padre y se preguntaba, ¿por qué sólo alguien considerado
importante podía tener una biografía? Por eso, coincidiendo con él, y sin ser
éste un intento autobiográfico, es que decidí emprender esta zaga de historias
ramenses, con la firme convicción de que con ello, lograré trasmitirle a mis
hijos una parte importante de mi vida, con la cual, muchos de mis
contemporáneos se sentirán identificados.
Dice Yunque, Hay seres que han
pasado por la infancia, ciegos y sordos. Y como siguen sordos y ciegos creen
que en ella nada interesantes les ha ocurrido. De adultos puede ser que nada
interesante nos ocurra, de niños, no. En la infancia siempre ocurren cosas
interesantes.
En este libro, no encontraran más que
la desnudez de mis recuerdos. Por el rescate y la memoria.
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