Desempolvar las tarjetas de los boliches, guardadas después de tantos años, me deparó una grata sorpresa: la calidad de los espectáculos que la noche de Ramos ofrecía por aquellos años.
Entre ellas, una vieja tarjeta de Pinar anunciaba para un domingo en “Exclusivo (en vivo)” a Gloria Gaynor, una artista internacional que hoy sigue llenado teatros. Otros que participaron de los espectáculos de aquellos años fueron Chassman y Chirolita, José Marrone, Juan Carlos Calabró, Litto Nebbia, Charly García, Nito Mestre, los Blue Jeans, Jorge Porcel, Juan Marcelo, Juan Verdaguer, Valeria Linch y Víctor Heredia, por citar sólo algunos.
También supo destacarse por los desfiles, por sus pasarelas se mostraron Pata Villanueva, Graciela Alfano, Adriana Constantini, Antoine y Carlos Iglesias.
En las fiestas de estudiantes, organizadas para recaudar dinero para el viaje de egresados, donde se debían vender entradas y armar a pulmón los shows, eran invitados músicos de la talla de Invisible, Mantra y Los Bárbaros.
Por su parte, Camelot invitaba para sus vacaciones de invierno, a presentaciones ofrecidas por Polifemo, Alma y Vida y Vox Dei, quizá lo más importante del incipiente rock nacional de ese momento. En tanto, Juan de los Palotes invitaba al “recital del sensacional conjunto Los Plateros” para el viernes 1 de abril de 1977.
Como ven, la calidad de los artistas era de primera línea y para que ello sucediera, funcionaron algunas organizaciones encargadas de traerlos. Recuerdo a Uma Club, Mac, Danger, Floyd y Caprice. Uma es una de las empresas que ha perdurado a través del tiempo.
Uma anunciaba por aquellos años: “Estamos en el mejor nivel, desde hace un tiempo, Uma Club, se propuso dar a Pinar de Rocha el nivel que su majestuosa estructura merece, y logramos en poco tiempo superar con holgura todo lo planeado, transformando a Pinar en el único local de Bs. As. que cuenta además de sus tres pistas de baile, con un sector de la boite el cual fue adecuado para Café Concert, donde durante el 76 y lo que va del 77 fueron presentados espectáculos de la magnitud de (...) Por el precio de la entrada no te preocupes pues está al mismo precio que en cualquier otro lado, además podés venir sola o acompañada”
Notte, presentaba el espectáculo “único de Roberto Vicario” y Barbazul a “Jorge Troiani y el Grupo Axioma”, con la organización de Laif, en tanto Floyd hacía lo propio en los espectáculos de Notte.
Por esas cosas de la vida, me encontré a la vuelta de la esquina con Alberto Cambas Sabaté: trompetista de jazz y escritor, entre algunas de sus diversas ocupaciones.
Mi obsecada pasión por leer y escribir me acercó un poco más a él, y aún más, cuando note su preocupación por tratar de mejorar mi escritura.
A lo largo de tantas tardes compartidas, le conté la idea de escribir algo sobre mi ciudad; una vez más me volvió a sorprender cuando me acercó el original de un programa de jazz que por la década del setenta se ofrecía en la Tua Pizza de Rivadavia 14326, tal vez la primera que ofrecía la pizza por metro.
Cuando uno se abre a los recuerdos, las sorpresas no dejan de aparecer. Esos “viernes de jazz” que anunciaba ese programa contaba con la actuación de la Original Jazz Orchestra, luego Original Jazz Band. Que fuera uno de los conjuntos insignes de la época y de la cual, Alberto fuera su trompetista.
Vaya recuerdo y sobre todo porque “la Tua” se había escapado de mi memoria. Ahí nomás, ante mi sorpresa por el hallazgo gráfico, él se despachó con sus recuerdos de músico y me relató el auge que por aquellos años tenía el escenario que Pinar tenía en los fondos de la casona bailable. La esquina de Brasil y Casares, que para mí fue un sórdido pool, resultó ser un importante lugar que supo tener su momento de gloria.
No pude resistir pedirle que escribiese algo para un periódico en el que yo colaboraba y así dio luz a estas líneas que fueron publicadas en 1999. Hoy, con su permiso, la transcribo para que todos puedan leerla:
Los fantasmas suelen andar de la mano de Shakespeare, en medio de la bruma de Canterville, o simplemente paseándose por el Roxy de Joan Manuel Serrat, ese maravilloso juglar, el mejor del siglo pasado, que además de seguir cautivando generaciones y de volver loca a mi mujer, es hincha de Boca. Los fantasmas están en todas partes, no discriminan. Aparecen, se instalan y se obsesionan por hacer oír el sonido de sus herrumbres. Y no solo lo hacen en Escocia, donde no hay castillo que no albergue uno de estos inquilinos inmateriales. También sobrevuelan Ramos Mejía ¿por qué no?¿Porque Hamlet no anda llorando por los andenes de la estación? ¿Porque no se mueven objetos; porque el Pinar, que vive un eterno romance con la segunda Rivadavia, ocupa un pequeño lugar en el universo de los fantasmas?
Sin embargo, algunos de estos fantasmas pasaban por el Pinar, enfundados en sus conjuntos british con melenitas por los hombros, montgomeris, mocasines color caca, hot pants y largos abrigos negros que ocultaban a medias, los cuerpos mágicos de las muchachas.
Final de los sesenta y principios del setenta... Pinar de Rocha era un templo. No cualquiera subía a su escenario: la calidad y el buen gusto fueron haciéndolo famoso.
Mariquena Monti, Les Luthiers, Manal, La Porteña Jazz Band, Opus 4, Markama y muchos otros aparecían anunciados en los espectáculos de viernes, sábados y domingos. Había un salón exclusivo para estos mientras los bailes eran cosa de otro mundo. Caravanas de jóvenes anónimos fluían hacia la ochava inconfundible de Pinar de Rocha. Ya no era necesario ir al “centro” para ver a los artistas de calidad. El Pinar lo tenía, ya no era necesario “ir al norte” para bailar con “pibas de película”. Ramos Mejía Se hacía famoso y el “templo” se erigía como símbolo de lo mejor.
Luego... pasó el tiempo; el país fue cambiando, la gente fue cambiando, las modas, las costumbres y hasta la música. Pero, afortunadamente, lo bueno persistió con estoicismo ante el embate de un ejército espantoso, esgrimiendo el arma más letal: la mediocridad. Los buenos se refugiaron tras incorruptibles barricadas, transformando paradójicamente aquello que era popular, en los “clásicos” de hoy.
Y en el Pinar, seguramente escondidos entre las cálidas paredes, en algún sótano perdido, en una casita invisible de algún árbol del parque, los fantasmas aguardaban. Los fantasmas del Pinar, los primos hermanos del padre de Hamlet y de los muertos por amor en las torres oscuras de los castillos de Escocia.
Cuando lleguen, ahora que reabrió sus puertas, no vayan a creer que la jaula que está en el parque permanece vacía. Dicen los vecinos que, en las noches de luna llena, se escucha el rugido de un puma que sabe salir de juerga con un hato de sábanas blancas que despiden un dulce aroma a recuerdos.
Por aquellos primeros años de la década del setenta, hubo en nuestra ciudad un lugar que fue referencia del incipiente movimiento roquero que se gestaba en el país. En avenida de Mayo 37, justo al lado de la farmacia Social y ocupando su planta alta, estaba Divagario.
Debo decir que si no fuera por Josué Marchi, Divagario no hubiera figurado en este trabajo, puesto que él fue quien me alerto sobre ese lugar y me conminó a rastrear su historia.
A partir de allí, surge la búsqueda. Costo bastante referenciar el lugar. Juan Avalos, más conocido como “el piojo”, recuerda que junto con Haydee, su mujer, ambos con apenas dieciséis, concurrían a Divagario, y según él “era un lugar para divagar y zapar, al que caía la cana y la rutina era bajar con el DNI en la mano, previo dejar el baño lleno de porquerías”
“Además –agrega- al que veían con barba y pelo largo, le decían Pappo, para ellos, todos éramos Pappo”. El Piojo Avalos recuerda también las improvisaciones del primer Manal en el Club Estudiantil Porteño, de Barcala716. Lo que agrega una nueva búsqueda, encontrar referencias de Manal ensayando en Ramos. Así llegue a Jorge Capello, guitarrista de “Semilla de este Tiempo”, “La pesada del rock & roll” junto a Kubero Díaz y de María José Cantilo, entre otras importantes agrupaciones. Jorge, alejado del ruido de Buenos Aires, vive en Villa Mercedes, San Luis, donde es profesor de lenguaje musical y guitarra y da recitales-charlas sobre la historia del rock argentino. Convocado por este escriba no dudo un instante en darme su aporte sobre esos años.
Jorge me cuenta que Divagario fue un lugar, creado por un grupo de amigos, como intento alternativo para tocar nuestra música y llevar adelante las ideas. El Rock en ese momento venia de la mano con la política, los sindicatos obreros independientes, todas las artes, el mayo francés y la guerra en Vietnam. Cuando se habla de "movimiento rock", era justamente eso, un movimiento ligado a todo lo que fuera cambiar el mundo y despertar conciencias. Esto se también se escuchaba. Nada de "blandos" ni "cancioncitas" (odiábamos a Sui Generis). El habitué de "Divagario", amaba a HENDRIX, CREAM, ZEPP, NEIL YOUNG, KEROUAK, DYLAN. Acá ya había aparecido MANAL, que con una base CREAM-HENDRIXIANA, por llamarla de alguna manera, mas letras discepoleanas y en general crudas y altamente corrosivas, cuando no caóticas, en cuanto a la descripción de la realidad, metían su discurso en todo lugar donde podían. Estudiantil Porteño, los cobijo un par de noches. Por otro lado, los domingos a la mañana ALMENDRA empezaba a girar y uno de los lugares donde toco unas cuantas veces fue en el cine Belgrano, hoy desaparecido.
A Divagario llegaban todos, Pappo, Willy Gardi (El Reloj), el “Bocon” Frascino (Pescado), toda gente del oeste. Al igual que el piojo Avalos, recuerda una anécdota con la policía: una noche cayó la cana y se llevo como a 400, entre los cuales estaban Pappo y muchos personajes más de la época. Tuvieron que sacar las maquinas de escribir a el patio de la comisaría para tomar datos. Recuerdo que a mi me metieron en un cuarto que estaba lleno de carpetas y papeles; estaba tan loco que no podía parar, y al cuarto lo desarme todo!!!! Leyendo esas cosas (que ni idea de que hablaban, pero en ese estado me parecían importantes), luego las dejé tiradas por el piso. Cuando me vinieron a buscar no me mataron a palos, aun no se porque...
Los que alquilaron Divagario fueron Jota (hijo del dueño de Saloon) y 2 o 3 más que no recuerdo, pero el "emprendimiento" fue de todos: Omar "rocanrol", la "bruja" Bertotto, el "negro "Wattussi", Quique "buzo" Boserup y "las chicas", por supuesto, entre otros tantos que no recuerdo).
Cerrando la charla, Jorge se pone un poco mal, y agrega que “es muy difícil, hay que estar muy inspirado y fuerte para bancarte recordar el clima y las ansias que se respiraban en esa épocas impresionantes, tal vez hoy no sea mi día, para tal cuestión. Porque Divagario fue solo una "estrella" mas en un horizonte donde había muchas, tal vez demasiadas para este mundo”